Las modas pasan, los estilos perduran
Redacción AC
La banalización de la sociedad global ha modificado costumbres y formas, no siempre para bien, sino en pos del «modernismo» afloran hábitos y modales de baja categoría; cutres, como se dice en España, berretas como se dice en Argentina.
Ya no hay formalismos ni elegancia en muchas de las actividades profesionales; a igual aspecto igual resultado, ejecutivos y profesionales en alpargatas es definitivamente muy cómodo, pero cutre y berreta.
La falta de solidez basada en el mérito y la construcción de una trayectoria profesional, ha traído a estos tiempos una tormenta de zaparrastrosos mal vestidos, unas formas protocolarias tribales poco elegantes, tsunamis de eventos sin resultados, más que el postureo y la depreciación de lo que otrora fuesen premios, hoy en día se han convertido en algunos casos más que premios internacionales, resultan «premios intencionales a dedo».
No son usos y costumbres que han evolucionado, son usos y costumbres del imperceptible cambio que padecen las sociedades arrastradas por las ideologías y formas populistas donde todo vale, y si es barato, mejor.
Cuidar la reputación
Hay una transformación preocupante de la sociedad global donde los valores cambian de signo e importancia y donde la denominada «línea roja» se modifica y se mueve permanentemente porque es moda, o es el resultado de la evolución, como dicen los profetas de la alpargata.
Quizás el escenario más serio es el ámbito profesional, político e institucional, donde la palabra mérito ha salido de diccionario; el ámbito empresarial donde la palabra competitividad también ha salido del diccionario, y el sector que podría equilibrar el cambio del que hablamos, la comunicación, también ha perdido el rumbo, salvo honrosas excepciones.
Que estos formatos despreciados no se transformen en un tatuaje indeleble y se pueda volver y retomar la elegancia de una estética que transmite cuidado, prolijidad, estilo y calidad.
Afortunadamente en la actualidad, a pesar de lo que a veces parezca, la evaluación de la calidad sigue midiendo presencia, vocabulario, y comunicación no verbal, que dan como resultado el número definitivo de la puntuación de cada uno; la tabla se observa de arriba hacia abajo, no al revés.