Comunicación, Cristina Garmendia, caso de éxito

Dicen que la falsa modestia es tan pecado como la soberbia, y en estos tiempos de tanta depresión profesional en el mundo de la comunicación, citar casos de éxito es justo y necesario.

Ya conocía a Cristina Garmendia y tuve el honor de que me convocaran para armar, dirigir y apoyar desde mi experiencia la dirección de comunicación del MICINN, Ministerio de Ciencia e Innovación.

La responsabilidad incluía también mostrar a la ministra cómo funcionaba este mundo maravillosamente hostil de la comunicación institucional, clave no sólo por brindar información, sino también para proteger a una novel ministra, de gran reputación en el ámbito de la investigación y la empresa, que daba sus primeros pasos en el escenario político en tiempos complejos para el país, debido entre otros factores a la severa crisis de la economía a nivel global, razones éstas que nos motivaban y provocaban aún más nuestro compromiso para darlo todo por España y su vector clave de crecimiento, como era la I+D+i.

Estaba todo por implementar con la creación del nuevo Ministerio y elegir el equipo fue clave. Dedicamos tiempo a su preparación y a aprender de sus experiencias, factor fundamental.

Así el staff seleccionando se puso en marcha y crecimos juntos, por lo que no me extraña que actualmente la mayoría de estas personas continúan en activo y ocupan cargos relevantes.

Otros, como en mi caso, seguimos nuestro camino en el sector privado, una vez dimos por cumplida la tarea a la que nos habíamos comprometido llevar a cabo, pero si hay alguien que se nutrió de ese equipo que tuve el honor de dirigir, fue Cristina Garmendia. 

Quizás fue el mayor rédito poder trabajar con un equipo de jóvenes, conscientes del desafío y con objetivos muy claros que dictaba la ministra, líder indiscutible y muy permeable a consejos y sugerencias de los más experimentados en disciplinas y áreas para los que habíamos sido convocados.

Cristina Garmendia fue a mí juicio una alumna perfecta; estudiosa, rigurosa, polémica, desobediente, carismática y talentosa, mixtura de factores que formaron una líder, que en lo personal llamo un «caso de éxito» desde el punto de vista de la comunicación.

En nuestras interminables charlas y viajes siempre me repetía: «Gustavo, recuerda que las claves son la rotación y los gestores»; después de 16 años está claro a qué se refería.

Un paso más de una carrera exitosa donde lo aplicado por ella a prueba y error sirvió y mucho, y una gestión para mi muy difícil de la que me siento orgulloso a años vista.

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