Raúl Ricardo Alfonsín: «Usted no sabe mi amigo la presión que hay allá arriba»
Redacción AC
Para los que pudimos volver a votar con el advenimiento de la democracia, Alfonsín fue la opción, era respirar un clima social y electoral que desconocíamos y la respuesta a muchos años de turbulencias del terrorismo ideológico y del terrorismo de Estado.
Mi Madre (en la imagen), fan de Don Raúl, buscó siempre la oportunidad de conocerlo, hasta que lo logró, las coordenadas se las facilité yo porque Alfonsín inició y cerró su campaña en la ciudad en la que yo residía, Ushuaia, y la cerró en mi ciudad natal en un acto de «cierre de campaña» de la Unión Cívica Radical (UCR) para las elecciones presidenciales de 1983, realizado en la ciudad de Rosario junto al Monumento a la Bandera.
Tuve la suerte de conocerlo durante la campaña, y su dialéctica y retórica en sus discursos e intervenciones en los medios nos hipnotizaba.
Pasó parte de su gestión en una Argentina herida, esquilmada, y rodeada de lobos hambrientos de poder, que hicieron su gestión muy difícil, hasta que la presión lo llevó a renunciar a su cargo antes que se cumplieran los cuatros años de su presidencia.
El tiempo pasó y en un vuelo de Ushuaia a Buenos Aires tuve la suerte y el honor de compartir asiento en la primera fila de la aeronave. Él regresaba después de haber participado como disertante en un evento en la capital de Tierra del Fuego.
Poder compartir codo a codo con Don Raúl un vuelo de casi cinco horas con escalas incluidas fue uno de esos privilegios que la Vida te regala, donde la charla era una mixtura de sabiduría y política aplicada.
Le confesé mi admiración por él, y las anécdotas de mi Madre, su campaña, etc. Él lo agradeció con la educación y humildad que lo caracterizaba, hasta que le dije: «yo le voté Don Raúl, pero me ha desilusionado que renunciase al cargo antes de cumplir el mandato para el que lo elegimos…».
Él me miró y me respondió: «usted no sabe mi amigo la presión que hay allá arriba…».
Le comprendí, yo ya trabajaba en mis primeras experiencias de comunicación política y ya había experimentado en parte esa «presión».