Nadie es profeta en su tierra
Redacción AC
«Uno siempre es lo que es y anda siempre con lo puesto. Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio...»
Antonio Machado
La envidia es el deporte nacional en Argentina y muchos otros países del mundo, pero el caso de Argentina se le suma la chulería y la soberbia típica de algunos argentinos.
Hay frases muy conocidas que tan solo leerlas, nos hace pensar en alguien.
Emprendedores
Mil intentos y ni un invento…
Políticos
Pasó de canillita a campeón…
Periodistas
El que se va sin que lo echen, vuelve sin que lo llamen…
Valientes
De tanto golpear las puertas, me tuve que ir…
Y tantas más que son el eje argumental de la impotencia y la envidia de quienes desde una pose cómoda critican a los valientes y triunfadores.
El resultado de esta causa y efecto justamente reside en esa prepotencia iletrada del argentino que aunque lave copas en el extranjero, no se anima a hacerlo en su país porque le da vergüenza.
Todas estas consideraciones son las causantes del rechazo a los que verdaderamente triunfan en el mundo, pero son repudiados en su tierra natal, les ha pasado a todos, son símbolo de coraje y éxito, pero no valorados en su tierra.
Este factor es una de las causas, junto a muchas otras, del atraso y radicalización de sociedades ricas en su genética heredada de sus antepasados inmigrantes, pero cuestionadas y criticadas por los formatos actuales de una sociedad que involuciona, cuándo se cree que evoluciona.
Este deterioro llamado patriotismo, no es mas que un sentimiento de resentimiento llamado en el mundo quiero y no puedo.