La verdadera historia de Decisión Radio
Redacción AC
«La progresiva degeneración de la especie humana se percibe claramente en que cada vez nos engañan personas con menos talento» Charles Darwin
Siempre resulta una gran noticia para la libertad de expresión y la sociedad misma, la aparición de un nuevo medio de comunicación. Por esta razón se le dio la enhorabuena a la aparición de Decisión Radio, según su slogan; la radio para los decididos.
El proyecto nació de una suerte de continuidad de otra emisora, pero como toda herencia, se transmiten virtudes y defectos.
La emisora tuvo una primera época donde la algarabía de los inicios dio un primer impulso, que no duró en el tiempo, lo esperado, y su línea dura editorial la homologó como una emisora combativa donde el verbo solía ser una palabrota, y la carencia de periodistas profesionales era una debilidad que debía resolverse de inmediato.
Así fue cómo periodistas y comunicadores profesionales se fueron sumando, transitando un cambio donde los improvisados e iletrados se fueron marchando y buscaron nuevas oportunidades para «jugar a la radio».
Esto ocasionó un serio dilema a los aventureros soñadores que se presentaban como periodistas profesionales, sin saber ni siquiera qué significa sentarse frente a un micrófono, y la gran responsabilidad que ello conlleva.
Así las dudas se transformaron en discusiones entre profesionales y prepotentes, donde el desconocimiento y modus operandi de la gestión llevaron al camino de la improvisación, la falta de conocimientos de cómo se debe conducir una radio, y en esa coyuntura afloraron las debilidades frente al sentido común.
«Donde la ignorancia con arrogancia grita, el silencio con elegancia enseña»
Versión de la frase de Sócrates
Vivir de la propaganda política
Ese fue el primer llamado de atención, que generó dudas en los periodistas profesionales que todavía colaboraban ad honoren en la gestión del día a día de la radio, el cambiante gusto y búsqueda de la pauta de los partidos políticos, con una muy variada gestión de pedidos y cambio de rumbo, un espinel donde desesperadamente se buscaba dinero, sin lograr abrir una sola puerta, y padeciendo el desprecio de estos partidos que no le otorgaban tampoco ninguna oportunidad de entrevistas de sus dirigentes más importantes; ni los menos.
Estas idas y vueltas sin rumbo, sentido, ni resultados, sumó ya a la errática gestión dos errores que marcarían el camino al desprestigio y desaparición de la emisora; sumar a cualquier hijo de vecino que fuese capaz de ocupar un espacio con un programa cualquiera, y el confeso odio por los periodistas profesionales que marcaban diariamente esos errores, llamados «gerontes», ante el celo por sus importantes conocimientos y trayectorias.
«El infierno está vacío; todos los demonios están aquí»
William Shakespeare
Despertando de la pesadilla
Como dijo un periodista profesional: «El oficio de periodistas a veces se interpone en el profesionalismo, no dejándonos poner en valor, el camino recorrido. Por eso, siempre es muy bueno escuchar a los amigos, para tomar conciencia, y ubicarnos en el nivel que merecemos, y que los grandes nos requieren»
Estás palabras fueron el punto de inflexión donde los periodistas profesionales todavía presentes tomaron plena conciencia de dónde estaban metidos, trabajando ad honoren, gastando y aportando cuantos contactos poseían, y lo más preciado, su salud. Y así fue cómo comenzó la diáspora de aquellos profesionales que lo habían puesto todo por el proyecto, arriesgando su buen nombre, honor y prestigio, además del dinero aportado.
«Aquel hombre que pierde la honra por el negocio, pierde el negocio y la honra».
Francisco de Quevedo
En caída libre
En el último tramo de una radio herida de muerte algunos seguían, no apostando por el proyecto, sino ocultando y tergiversando la información que se daba, donde responsables de los programas, trabajadores, proveedores y colaboradores se llevaron la sorpresa de que Decisión Radio había cerrado sus puertas un día sin previo aviso.
(Todos estos hechos están avalados por horas de mensajes de voz, de texto, correos, y cuanta prueba sea necesaria para respaldar esta lamentable historia)
Como dice el dicho popular: La mentira y el engaño tienen fecha de caducidad. Al final todo se descubre y al mismo tiempo la confianza muere para siempre
Redacción AC