Así como el título usa un término apócrifo, también la comunicación en general ha modificado su pureza y calidad, transitando un modelo al más puro estilo del «triángulo de Penrose» (objeto creado en 1934 por el artista sueco Oscar Reutersvärd).
El actual modelo de la comunicación, tiene un paralelismo, cómo el que cita Roger Penrose, en la década de 1950, describiendo al triángulo como; «imposibilidad en su forma más pura», difícil de interpretar que es, que forma tiene, y a qué conclusión final podemos llegar.
Hoy el modelo, es «difícil de interpretar», es la toma de posición, a la izquierda o la derecha, no como antes, ir a la conquista del medio «enemigo», sino evitarlo, y quedarnos cómodos en el «territorio amigo», un modelo confortable, de difícil interpretación cuando se buscan resultados efectivos de gran impacto en materia de comunicación política, conquistado audiencias que piensan diferente al emisor.
Esa politización de la gestión viene desde que aquella gran conquista de comunicar, entrevistar, reportear y sacarse una foto con personajes siniestros, polémicos, opositores, tiranos, dictadores, etc., se volvió solo posible para profesionales de la comunicación con mente abierta y talento para establecer dichos contactos y obtener la primicia o información a la que pocos accedían.
En materia de comunicación ejercida por Periodistas profesionales, dichos logros, eran claves de éxitos y un dogma del significado más básico de la libertad de prensa, no como en la actualidad, conquistar «medios opositores» es un oprobio para el profesional que solo debe actuar con los medios amigos y cercanos, por el qué dirán, por sus incapacidades, o por su auto censura propia o reclamada por sus jefes.
A título personal, en mis 40 años de actividad periodística, he tratado y relacionado con Reyes, tiranos, dictadores, delincuentes, criminales, estafadores, grandes personalidades, temerarios criminales, y cuánto personaje fuese noticia.
Con ese modus operandi, lograr un contacto mediático, ponía a prueba mí talento, y ratificaba mí convicción que el éxito en la gestión respetuosa de lo cuestionado es el trofeo más sublime, e irrepetible al que un comunicador puede aspirar y alcanzar.
Algunos le llaman «valentía», otros, «cojones», yo le llamo «sentido común», una forma pura, diferente a la del triángulo de Penrose.
Moraleja:
«Despoliticemos» la comunicación, y volvamos a la #libertad y la #calidad!!!
PD.
En mí Instagram profesional, está el testimonio fotográfico de personajes a los que muchos, no se acercarían.
@rachidrucker