Buena reputación, trayectoria y sénior ¿Están en extinción?

El voraz cambio de los actores de la comunicación ha abierto la puerta a oportunistas «influyentes», dejando de lado poco a poco a los «referentes».

Una buena reputación se construye con tiempo y trayectoria demostrable, escenario este que se ha visto perturbado por talentosos jóvenes que se destacan por el eficiente manejo de algunas RRSS y Apps, pero que adolecen de trayectoria profesional por el corto tiempo que han podido transitar este complejo mundo de la comunicación, más aún cuando se trata de comunicación estratégica y de crisis, por ejemplo.

Es lógico, un joven no posee la trayectoria, por ende experiencia, necesarias para tener el criterio que lo transforme en un referente en determinada área; es más, la influencia de aplicaciones actuales como es la #IA vienen a suplantar que aunque uno sea un iletrado el buen manejo de estas herramientas lo transforma en un «sabio» que lamentablemente confía informes y contenidos a una especie de Wikipedia artificial que no garantiza la legitimidad de los contenidos, de una big data de donde «rejunta» información para plasmarla en algo que nadie garantiza, pero que muchos alaban y avalan.

Lo mismo sucede con el título de consultor sénior, nivel que se alcanza con tiempo y trayectoria; dos parámetros básicos que permiten a un profesional saber de qué habla, porque su criterio se basa, no en la academia, sino en la experiencia de haber trabajador en una diversidad y cantidad de casos y situaciones que le permiten tener una cosmovisión muy amplia y criteriosa para poder opinar con propiedad.

El modelo actual consiste en saltar obstáculos no por el mérito de un buen estado atlético, sino esquivándolos, ya que para tener una buen estado físico hace falta entrenar, y mucho; o sea, dedicarle esfuerzo y tiempo.

Quizás el punto más grave es el término y significado de «influencer»; ¿influir? ¿no ser una referencia, sino una influencia?, ¿y quien garantiza que la influencia sea buena y adecuada?. 

Quizás la referencia amerita un análisis sobre su conveniencia, nos deja pensar, analizar y aceptar o no, situaciones éstas que se han ido introduciendo en nuestro escenario sin presentaciones previas y solo aprobados y usados por los amantes del facilísimo, que eligen a estos lactantes con el mismo recorrido de su criterio profesional que sus gurúes; corto tiempo, inexperiencia y apuro para llegar sin mucho esfuerzo.

De los públicos

Pues «si no se queja, no se queje». Es posible que sea el público en general quien en pos de ser «modernos» admiten estas chapuzas sin la garantía suficiente de que son las adecuadas.

Mas allá de los argumentos, nadie pasa del gateo a saltar vallas sin el previo recorrido y entrenamiento de la experiencia que se adquiere en una rica y compleja trayectoria profesional, por eso los éxitos del discurso y accionar de estos simpáticos jóvenes son utilizados por personajes de la política que ante tal decisión muestran que también adolecen de ese criterio que dan la experiencia y trayectoria, necesarias y suficientes para tomar las decisiones adecuadas que garanticen estabilidad y éxito a su misión; por ende la construcción de una buena reputación, lo contrario es lo demás y casi lo habitual en estos días.

Gustavo Rachid Rucker 

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