No teníamos pañuelos verdes, mujeres y hombres éramos iguales y nos defendíamos mutuamente.

No teníamos idioma inclusivo, hablábamos claro y sin vueltas.

No defendíamos el aborto, defendíamos la Vida.

No había sindicalistas corruptos, había sindicalistas que daban su Vida, sin pensar en el dinero.

No nos escondíamos detrás de un doble discurso ideológico, ya que el único objetivo era la libertad y la democracia.

No nos aprovechábamos de los trabajadores, los cuidábamos, y respetábamos sin explotarlos.

No había pibitos militantes irreverentes, había jóvenes valientes y comprometidos con la libertad.

No había dirigentes millonarios y trabajadores pobres, había dirigentes que defendían a los trabajadores.

Cuando conmemores y recuerdes, fíjate si podés hoy imitar y poner en práctica alguna de estas cosas…

Sería una forma real de homenajear a los que perdieron la Vida por ello.

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